Durante el embarazo se experimentan muchos cambios hormonales en el organismo, que ocurren progresivamente, al igual que el aumento de peso.
Todos estos cambios se han produciendo a lo largo de 9 meses, por lo cual para poder recuperar la figura y el tono muscular, se debe esperar también una reducción progresiva.
Nunca se debe recurrir a soluciones rápidas y drásticas, sinó por el contrario, recurrir a una alimentación equilibrada complementada con la práctica habitual de algún tipo de actividad física que nos ayude a lograrlo.
Para no caer en confusiones se debe tener en cuenta que se tarda aproximadamente entre 6 meses a un año en volver al peso previo habitual siendo la edad un factor muy influyente en este aspecto. Una mamá joven retornará al peso previo mucho más rápido que una de mayor edad, al igual que aquellas que dan de mamar.
Mediante una alimentación equilibrada, balanceada y sin necesidad de restringir ningún grupo de alimentos, se puede perder peso sin poner en riesgo la salud de la madre y del bebe.
Esta aclaración es muy importante en especial, para aquellas mujeres que dan el pecho, es decir que atraviesan la etapa de lactancia.
Por lo tanto, excepto ante expresa indicación médica, durante la lactancia no se debe comenzar jamás una dieta estricta, puesto que pone en riesgo la salud tanto de la madre y del hijo.
Pero es preciso poner atención y no comer en exceso, teniendo un aporte correcto de nutrientes y de calorías.
Pautas a tener en cuenta:
– Incluir 5 porciones de frutas y verduras frescas y variadas al día. Estas aportarán vitaminas antioxidantes y minerales.
– Los cereales integrales, legumbres y granos aportan energía y generan sensación de saciedad.
– Los alimentos con fibra también resulta útil a la hora de evitar el estreñimiento y depurar al organismo. Tiene un efecto saciante.
– Los lácteos deben consumirse siempre desnatados, para reducir la ingesta de grasas, pero debemos asegurarnos el aporte adecuado de calcio a través de yogurt, leche y quesos.
– La incorporación de carne roja es importante por su aporte en hierro, pero siempre deben elegirse cortes magros. Se recomienda consumir 2 a 3 veces semanales como máximo.
– Incorporar pescado diariamente ya que aportan proteínas de alto valor biológico y grasas insaturadas muy beneficiosas para la salud.
– Las carnes blancas siempre se deben consumir sin piel.
– El aceite de oliva, antioxidante por excelencia, aporta un sin número de beneficios. Siempre debe consumirse crudo (sin cocción).
– Repartir las comidas en 5 tomas diarias: desayuno, media mañana, comida, merienda de tarde y cena.
– No saltarse esas comidas y picotear entre horas ya que esto hace que uno se alimente inadecuadamente y en exceso.
– Incluir de 3 a 4 huevos semanales los cuales aportan proteínas de alto valor biológico.
– Evitar los fritos y elegir siempre métodos de cocción como ser: plancha, horno, hervido, al vapor, papillote, etc.
– Beber agua, dos litros diarios aproximadamente.
– Evitar los refrescos azucarados y muy calóricos.
– Evitar también consumir hidratos de carbonos simples: dulces, azucares, miel, golosinas, chocolates, etc.
– Reducir al máximo o evitar amasados y productos de pastelería.