Limita la mayoría de los alimentos ricos en grasa, sobre todo los de grasas saturadas, como los derivados del cerdo (carnes rojas y embutidos en general) y las grasas que añadimos a los alimentos (frituras, aceites, salsas, mantequillas…).
Evita también los alimentos azucarados y los azúcares simples: caramelos, azúcar blanco de mesa, golosinas, chocolate, tartas y bollería industrial…
No te decantes por los alimentos pre-cocinados o por la comida rápida como los purés y las sopas de sobre.
Evita o modera las bebidas alcohólicas y las carbonatadas, los frutos secos y la sal en exceso.
No te saltes ninguna comida y bebe a diario unos 2 litros de agua, entre horas y con las comidas.
Haz ejercicio físico para fortalecer los músculos y evitar la flacidez; siempre tras consultarlo con tu médico.
Utilizar cremas reafirmantes a diario, para ayudar a tu piel a recuperarse.