Amamantar es una forma fácil, sencilla y rápida para adelgazar. Generalmente, el exceso de calorías se destina a la producción de la leche materna y la grasa de más se convierte en alimento para el bebé. De este modo, se baja de peso.
Según Hidalgo, “si hay una correcta lactancia, el cuerpo vuelve a su peso normal más o menos en seis meses. Usualmente, las madres que no amamantan no pierden kilos tan fácil”.
Así mismo, la alimentación durante este periodo es importante porque la composición nutricional de la leche materna depende mucho de lo que consume la madre. Esto quiere decir, que todo lo que coma ella lo terminará ingiriendo de alguna forma el bebé.
Es recomendable entonces eliminar el alcohol, el cigarrillo y la cafeína porque afectan el sabor de la leche y reducen la calidad y la cantidad. Además, perjudican el ciclo de sueño del recién nacido y lo pueden irritar.