Decida usted cómo va a alimentar a su hijo antes de que nazca; las tensiones del hospital hacen difícil tomar una decisión racional. La alimentación materna es lo mejor para algunas madres, mientras otras prefieren el biberón. Sea cual fuere su elección, ésta deberá ser plenamente aceptable y depender de circunstancias personales.
Es lamentable que la moda a menudo haga que una madre se sienta obligada a elegir un método en particular. El biberón logró una amplia aceptación hace muchos años. La sociedad de aquel tiempo pretendía hacerlo todo “científicamente”; las mujeres anhelaban la libertad para abandonar su hogar y el seno femenino pasaba de la etapa de objeto de lactancia a la de objeto sexual.
Afortunadamente, las actitudes sociales son siempre cambiantes, y hoy en día goza de gran aceptación el hecho de que las madres amamanten a sus hijos en público. La alimentación materna está cobrando popularidad y ahora se considera «científicamente» que ofrece muchas ventajas.
Aun cuando nosotros recomendamos, siempre que sea posible, la alimentación natural, es importante que las madres comprendan que ambos métodos proporcionan una buena nutrición al lactante, así como la oportunidad de establecer una íntima relación con él.
Ni una ni otra elección debe provocar sentimientos de culpa en la madre o el padre. El niño es feliz cuando la madre es feliz. Elija usted misma el método que mejor le acomode. Tanto el biberón como la lactancia materna exigen a la madre adquirir nuevas habilidades. La elección es enteramente suya.
Una decisión bien tomada requiere, entre otras cosas, de la información más fidedigna posible que trataremos de proporcionarles en este artículo. Con el aliento y la asistencia convenientes, casi cualquier madre puede amamantar a su hijo.
Unos cuantos estados patológicos poco frecuentes, como infecciones mamarias graves o paladar hendido, dificultan la lactancia natural. Ahora muchos pediatras recomiendan la lactancia natural a la mayoría de las madres y siempre será así.