Se le llama mastitis a una de las complicaciones más comunes que se presentan durante el período de lactancia y que sucede cuando los pechos presentan inflamación. Entre las causas más frecuentes se hallan el bloqueo de los conductos por los que viaja la leche materna, la hinchazón de las glándulas mamarias y la presencia de bacterias que pueden colarse al organismo, por medio de alguna grieta ubicada en la areola del pezón.
Se clasifica principalmente en dos tipos de infección:
- Mastitis infecciosa. Ocasionada por el ingreso de bacterias como los estreptococos y estafilococos, Sus síntomas más característicos pueden ser el aumento de la temperatura, así como enrojecimiento, calor y dolor en el pecho.
- Mastitis no infecciosa. Se da cuando la leche no es drenada en su totalidad, quedando atascada en las vías correspondientes que al verse superadas en capacidad, terminar por romper los alvéolos mamarios. La inflamación que distingue a esta mastitis en específico, es llamada de dos formas:
- Generalizada. Aparece como consecuencia de la simple congestión mamaria, lo que significa que la leche en su vaciado obstaculizado, atraviesa la barrera de los alvéolos.
- Localizada. Se refiere a un conducto obstruido por el que la leche no puede pasar, regularmente porque se sujeta el seno con la mano de tal manera, que la presión forma un bulto en donde se acumula el líquido no liberado.
Para aliviar las afecciones de la mastitis no infecciosa descritas anteriormente, basta con aplicar un masaje que permita el drenado de la leche, además de la aplicación de agua tibia en compresas, para calmar el dolor y las molestias. La mastitis infecciosa por otro lado, depende de la administración de ciertos medicamentos, para la eliminación de gérmenes y bacterias.
Muchas mujeres se preguntan si es prudente amamantar a sus bebés, cuando sus bustos presentan mastitis. A pesar de los inconvenientes que esta les pueda causar a ellas, es necesario señalar que los infantes no corren ningún peligro al alimentarse de la forma en que siempre lo hacen. Lo que si es necesario, es que las afectadas acudan al médico para recibir un tratamiento adecuado, que detenga el avance infeccioso y el acopio de pus en las zonas afectadas.
Resulta indispensable saber esto, puesto que el simple hecho de destetar a los más pequeños podría empeorar el malestar, dando lugar a la formación de purulencias que solo pueden ser removidas mediante una operación quirúrgica.