El período de lactancia representa sin lugar a dudas, una de las etapas más maravillosas de quienes son madres, ya sea por primera, segunda o hasta tercera vez. Este contacto más que una vía de nutrición para los pequeños, representa un vínculo muy importante entre las mujeres y sus bebés, para quienes resulta indispensable y es una forma muy íntima de sentirse queridos.
No obstante, por más bonito que sea el hecho de amamantar hay que aceptar que el mismo puede conllevar ciertas molestias, que además de tornar incómoda la situación podría significar cierto riesgo para salud.
Para hablar de manera más específica, se puede decir que la mastitis se ha convertido en el inconveniente más notorio durante dicha etapa.
Esta afección, que puede ser infecciosa o no, se caracteriza por la obstrucción de las vías mamarias provocando la acumulación de leche o bien, la entrada de agentes microbianos por medio de abscesos que aparecen en la superficie del pezón.
Es por ello que la manera más sencilla de identificar dicho problema, es prestar mucha atención a algunos síntomas primarios que son inconfundibles:
- Dolor en los senos.
- Enrojecimiento en pezones y/o la circunferencia de los mismos.
- Hinchazón de los pechos.
- Aumento de la temperatura corporal.
- Aparición de repentinos dolores de cabeza.
- Sensación de mareo.
- Sensibilidad extrema en los pechos a sensaciones como el frío, el calor, el roce de la ropa o incluso la boca misma del bebé.
A pesar de lo notorios que pudieran resultar estos signos, es comprensible que muchas mujeres puedan atribuirlos quizá a otros malestares; especialmente cuando no todos se presentan a la vez. Por lo tanto, examinar los senos de forma concisa es primordial para confirmar la sospecha de una mastitis.
Si se observan grietas en la superficie del pezón, es necesario acudir a un médico cuanto antes, puesto que las mismas son una entrada segura para bacterias que pueden complicar el estado a tal punto, que en ocasiones es necesaria una intervención quirúrgica.
Cuando se trata de una mastitis no infecciosa, se puede notar la presencia de bultos pequeños que causan dolor. Estos mismos son la prueba de que hay leche materna, que no pudo salir por causa de alguna obstrucción de las vías mamarias.
Aunque en un escenario como el anterior no hay mucho de lo que alarmarse, debido a que se descarta la presencia de gérmenes, si es necesario tomar algunas medidas para aliviar los senos. Un masaje que acomode todo en su lugar permitiendo el flujo de la leche, suele ser suficiente para que las molestias cesen paulatinamente.